13 diciembre 2012

La Prisionera - Cap.20 y 21






Capítulo 20.

La habitación estaba helada, la noche ya había caído. Todo estaba en penumbra, pero los rayos que entraban a través del cristal, decían que la luna estaba en su máximo esplendor. No como yo... ese era mi pensamiento hasta que el frío fue desapareciendo poco a poco.
A medida que su boca recorría mi cuerpo, el frío de la noche iba abandonando mi cuerpo. Su acalorada pasión encendió en mí, los recuerdos y a la vez las torturas en mi mente.
Mientras mi mente luchaba por liberarme de los miedos, mi cuerpo empezó a ceder a su enloquecido deseo.
Hambrienta de algo, de caricias o de no se que... sus labios en mi cuerpo consiguieron llenar ese inmenso vacío que habitaba en mi.
Cerré los ojos, tan solo quería sentir y sentirme viva. Sentirme viva no por el miedo, sino viva por el placer.
Me dejaba llevar, tan solo jadeaba de placer, era verdadero placer, no era fingido para mantenerlo contento. En el fondo, me gustaba, me sentía atraída por él. Su virilidad encendía mi deseo... siempre me había gustado los hombres como él, altos, fuertes. Viriles.. ummm!!!!
Ojala, nos hubiéramos conocido en otras circunstancias... Pero aun en el aquí y ahora, me hacía sentirme mujer, deseada... algo olvidado, ¡¡hace ya tanto tiempo, de esa sensación!!
Acallé el murmullo de mi mente y tan solo disfruté... además, ¿que más podía hacer estando herida en un hombro?..


Capítulo 21.

Sentí como la sangre circulaba por mi cuerpo y esa sangre, esa sangre caliente transmitía a Paola mi calor.

Ella cerraba los ojos pero aseguraría que mi calor humano no le era desagradable aunque tampoco mostraba signos de excitación, mas bien era una cauta y tensa incertidumbre sobre mis actos.

Mis manos avanzaban por su cuerpo, nerviosas, pero firmes. Apretaban aquel enjuto cuerpo ansiosas mientras seguía deshaciendo las ropas que cubrían su cuerpo ya por aquel entonces medio desnudo.

Tenía sus pechos al descubierto, su vientre y quitaba como podía sus pantalones y bragas.................. Desnuda de cintura para abajo pero son la parte de arriba de sus ropas abiertas, me incorporé para deshacerme de las mías........

Liberado de las prendas que retenían mi sexo, me acerque a ella y la volví a besar........... fue un beso de pregunta en espera de su aprobación, ya no eran sólo mis labios, mi lengua interrogo su lengua y.................. su lengua asintió, tímida.......... casi un leve roce..... pero consintió que entrara allí.

Mi mente imaginaba mil y un formas de hacerle el amor, pero tanto tiempo sin contacto con un cuerpo de mujer hizo que instintivamente mi miembro se acercase a su sexo y rozase su abertura humedeciéndola al tiempo que palpitaba deseosa de entrar.

Pero había perdido la costumbre, estaba como perdido y no acertaba sin la ayuda de una mano. Pero mis manos sostenían mi cuerpo erguido de cintura para arriba sobre el suyo. Y surgió otra mano................ era la suya......... la mano no herida, una mano que me acaricio el miembro y me indicó el camino, un camino que inicié despacio.............. y una voz.......... su voz........... que me dijo - no me hagas daño por favor -

Aquel gesto me conmovió y mi boca volvió a su boca con frenesí mientras la penetraba despacio suavemente, abriendo aquella gruta que el tiempo cerrado. Tan cerrada estaba que sentí como su boca se apretaba a contra la mía, al punto de morder mis labios al sentir el inicial dolor que le provoca mi entrada.

Calor, calida humedad, una excitación ya casi olvidada me hacia frotar mi pubis contra su sexo casi con dureza al tiempo que unos leves y guturales quejidos salían de su boca cubierta por la mía.
Pero iba cambiando................ cada avance mío era mas suave aunque firme y su cuerpo reaccionaba con calor y humedad..............

Su boca abandonó la mía porque necesitaba respirar y cada vez respiraba más y más fuerte............

Su mano se acomodo en mi espalda a la altura de la curva de mi cintura. Una curva tensa y ya sudorosa............. estaba a punto, pero quería aguantar............. quería esperarla y aflojaba el ritmo pero no la presión. Mi pubis presionaba y frotaba su sexo describiendo pequeños círculos mientras su mano apretaba mi cuerpo.........

Comenzaron las convulsiones de su sexo entorno al mío, sus piernas me apretaban y su cuello se estiraba en toda su extensión como signo inequívoco de que estaba alcanzando el éxtasis que yo esperaba y quería compartir............ así que "apreté el paso" y mientras ella estibaba su cuello hacia atrás mi cabeza por contra recogía la barbilla contra el pecho y mi aliento congelado por el frío de la estancia, caía sobre su cuello como la niebla en una mañana de invierno hasta que la pettite mort nos envolvió a los dos.

Esa si era un deseable forma de morir.............. no me hubiera importado morir así, en manos de mi enemigo................. caí fulminado, agotado, exhausto sobre su cara y su cuerpo.

Sentía como estaba en su interior, húmedo y apretado, comprimido por su sexo y sus piernas.............. casi no podía creer aquella delirante situación. La abracé. La abracé como si fuera mía, como si lo hubiese sido siempre, como si el mundo no existiese a nuestro alrededor más allá del borde de nuestra cama..........

La excitación cedía.......... mi miembro se encogía y el frío infinito recuperaba su espacio y nos devolvía a la realidad............

-dios mío Paola.............. que vamos a hacer ahora?- le pregunte como perdido, desorientado........... mientras me abrazaba a ella disimulando el escalofrío que me sobrecogió cuando aquella dura realidad volvió a mí como la onda expansiva de las bombas a las minutos antes habíamos sobrevivido.....................................



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