Me
levanté de la silla del escritorio y me dirigí a la ventana, donde todavía
golpeaban con furia las gotas de lluvia.
Pensaba
para mí, que también todo aquello de su hermana podía ser una invención suya.
No era inusual el los pacientes buscar un “alias” un avatar a quien atribuir
sus males, dolencias o preocupaciones, para evitar desnudar su alma y mente
ante un desconocido, su psiquiatra. Pero la experiencia me decía que aunque así
fuese, en pocas sesiones, los pacientes acaban reconociendo su pretendido
engaño y admitiendo que ellos son propiamente los pacientes.
También
es una forma habitual de una primera toma de contacto con un psiquiatra. Ésta
aporta al paciente la tranquilidad de poder renunciar mas fácilmente al
seguimiento del tratamiento en caso de que no le guste él médico, argumentando
que el pretendido paciente no ha podido se persuadido para su visita.
O
me estaba diciendo la verdad y realmente tenía una hermana gemela, así que
porqué no seguirle la corriente no?.
Y
girándome de nuevo hacia ella pero desde la ventana y proyectando con la luz de
la calle mi figura sobre la pared del fondo como sombra chinesca, - le
dije –
-
Por los desplazamientos no hay problemas por mi parte Adela, pero me gustaría
que me concretase un poco más, cual es la sintomatología de su hermana o que
problema tiene o cree tener.
-
La psiquiatría es una rama de la medicina, compleja, y que a menudo convive con
el entorno. A ver si me explico mejor, con un ejemplo; - en un enfermo de
agorafobia, que es tener miedo a salir de sitios cerrados, el hecho se salir
del domicilio es parte del tratamiento, aunque en los estadios iniciales del
mismo es “obligado” la visita a domicilio - por eso necesito un poco mas
de concreción.
Y
entonces dirigí la mirada directamente a ella para observar sus reacciones
iluminadas por la luz de la lámpara flexo del escritorio que la iluminaba como
centro de atención de la habitación…………
Las
gotas de lluvia golpeando el cristal era el único sonido que acompañaba al
silencio que se había creado entre los dos.
Quería
mirarle a los ojos pero no podía, había algo en él que me hechizaba. Antes de
ir a verle, sabía casi perfectamente como era. Vicente me hablaba
constantemente de él, así que era como sí realmente lo conociera. Pero su
presencia me turbaba. Evitaba mirarle a sus infinitos y profundos ojos azules.
Sabía que su piel era fina y de color tostado, pero tostado por el sol. Me imaginaba
infinitas veces su atractivo y mentalmente me preparé para no pensar en él como
hombre, sino como lo que realmente venía a buscar. Me esforzaba en recordarme
que era el psiquiatra que podía ayudar a mi hermana Malena.
La
ausencia de arrugas en la cara, hacían pensar en él como un hombre joven, pero
su marcada escasez de su pelo y el color grisáceo le delataban como un madurito
muy bien conservado y muy interesante...
Su
tono dulce erizaba mi piel y mintiéndole del porque de mi reacción le dije:
-
Perdone Doctor Ventura, pero el agua me ha calado, aun estoy un poco
destemplada.
Suspiré
y armándome de valor recordándome a lo que había venido le contesté pero no
para saciar su curiosidad.
-
Para usted sería fácil o sería un error que yo le dijera un diagnóstico, por
qué ya iría con una predisposición, ¿no cree?
Estaba
cansada de recorrer visitas de psiquiatras sin éxito y sí algo había aprendido
en este tiempo era a no hacer su papel, y a no confiar en ellos.
Vestía
una camisa malva de manga larga, sin corbata y un pantalón gris de corte chino,
que le daban un aire diferente... Realmente y definitivamente el Doctor Ventura
era diferente.
Una
mueca de media sonrisa se dibujó en su cara cuando escuchó mis palabras y
seguramente mis gestos y mi cuerpo se tensó inconscientemente. Su rostro no se
endureció, no se puso en alerte frente a mí. Entonces comprendí que me
entendía. Seguía en silencio, esperando mi reacción o simplemente esperando
algunas palabras más de mí.
-
Tan solo le diré que desde que mi hermana Malena tuvo una mala, muy mala
experiencia con un colega suyo, bueno por decirlo de alguna manera, ahora se ha
encerrado mucho más y no quiere a ningún médico. En cuanto se lo nombras se
pone nerviosa, histérica y comienza a gritar. Al principio llevaba una vida más
o menos normal pero a raíz de ese incidente... se ha negado a salir de casa y a
tener contacto con el exterior. Con los amigos y en su casa, se siente segura y
a veces hasta parece una persona normal... pero solo es fachada. Por eso le
propuse venir a casa, presentarlo como un amigo más, que viene a compartir una
velada y cuando ella le admita entonces ya pensaremos algo no?. Entonces,
¿acepta o no?. …
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